Se llama hidratación corporal al proceso por el que tu piel y sus anexos cutáneos aumentan sus niveles de agua. Se suele conseguir mediante el aporte de ingredientes activos que permiten conservar o elevar los niveles hídricos. Si no tienes entre un 10 y un 13 % de agua en tu piel, esta se vuelve seca, frágil y débil. Las agresiones externas la afectan enormemente y su apariencia se vuelve menos atractiva y luminosa. Asimismo, tu organismo cumple mejor sus funciones cuando se encuentra hidratado. Por ello, debes beber agua de forma habitual y convertir la hidratación corporal en un objetivo cotidiano irrenunciable.

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¿Qué problemas acarrea la falta de hidratación?

Todos, en mayor o menor medida, necesitamos mantener el cuerpo y la piel hidratados. Si no lo hacemos, la primera consecuencia inevitable será tener una piel seca y, por extensión, llena de problemas. Evidentemente, se trata de un problema estético: tu belleza se verá apagada y quebrada por ello.

Pero no solo eso, sino que también sufrirás molestias y te expondrás a riesgos de salud considerables. Entre ellos, la descamación, la tirantez, la ausencia de flexibilidad cutánea y la irritabilidad. Como consecuencia directa, picores, abrasiones y sensaciones desagradables que pueden requerir intervención médica. Factores genéticos, ambientales e higiénicos influyen en la mayor o peor incidencia de estos efectos.

Cómo combatir la deshidratación

Está en tu mano incorporar ciertos hábitos en tu día a día que te ayudarán a mantener un mayor nivel de hidratación en tu cuerpo. Realmente, no son complicados y solo es cuestión de costumbre incluirlos a tus rutinas cotidianas.

En primer lugar, tienes que beber mucha agua: entre 1,5 y 2 litros al día. Es fundamental que aportes la hidratación interior necesaria, tanto para tus órganos vitales como para la piel desde dentro.

Por otra parte, pon atención al ducharte: recuerda bajar la temperatura del agua que utilizas. Si te duchas de manera frecuente con agua muy caliente y durante mucho tiempo, tu piel lo notará. Enseguida apreciarás los beneficios de pasarte al agua templada o semifría.

Ten precaución, asimismo, con los rayos solares: acostúmbrate a protegerte de la radiación ultravioleta hasta en los días nublados. Así que hazte con una crema de protección solar de calidad y utilízala con frecuencia.

Por supuesto, el uso de cosméticos adecuados es fundamental para completar este proceso de hidratación permanente.

¿Qué productos de hidratación me convienen?

Siempre es mejor apostar por la cosmética natural, cuyos beneficios están demostrados y no producen efectos secundarios. Así, lo primero con lo que has de contar es una crema hidratante buena. En realidad, necesitas dos: una ligera para el día y otra más densa para la noche, sobre todo si tienes tendencia a la sequedad cutánea.

Los productos exfoliantes, aquellos que eliminan las células muertas de la piel, son también imprescindibles. Una vez a la semana te conviene usarlos.

Por último, evita el rasurado con maquinilla y utiliza, en lo posible, cremas depilatorias de tipo natural. Encuentra en nuestro catálogo todos estos productos naturales para tu hidratación corporal.

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