Síntomas del cólico del lactante

Te ofrecemos un sencillo truco para calmar a tu bebé en caso de que sufra cólicos. Además de aliviar sus molestias, facilitarás su digestión.

Los recién nacidos emplean el llanto como herramienta de comunicación con su entorno. Así pues, lo normal es que los pequeños lloren cuando tienen hambre, sueño o padecen algún tipo de molestia.

Sin embargo, si tu bebé está sano y llora con frecuencia de forma incontrolable –más de tres horas consecutivas- sobre todo al final de la tarde y durante la noche es probable que padezca cólicos.

El cólico del lactante, que afecta a hasta un 40% de los pequeños, puede empezar a las tres semanas del nacimiento y alargarse hasta los cinco meses de vida, momento en que desaparece por sí solo. Además, en muchos casos, los niños que sufren cólicos también tienen gases, por lo que la sensación de incomodidad se incrementa.

Y es que, aunque no se trate de una enfermedad, es un período molesto tanto para los niños como para los padres, que pueden llegar a desesperarse intentando calmar con esmero a su hijo.

Nuestro consejo es que para cerciorarte de que se trata de cólicos y no de otros problemas intestinales o urinarios, lo mejor es que lleves a tu hijo al pediatra para que lo examine. Además, en caso de padecer cólicos, con los consejos del especialista podréis afrontar mejor esta etapa incómoda.

Si el diagnóstico del especialista concluye en que tu hijo tiene cólicos, te recomendamos mucha tranquilidad. Los aceites esenciales de manzanilla romana, lavanda y naranjo amargo tienen propiedades que ayudan a calmar esas molestias y facilitan su digestión. Puedes emplear 1 gota de cualquiera de ellos diluida en un poco de aceite vegetal o de cremita para el bebé y realizar un suave masaje en la barriga del bebé hasta 4 veces al día. También puedes emplear el siguiente aceite de masaje que reúne las propiedades de estos aceites esenciales y ya viene previamente diluido, listo para su aplicación directa.